viernes, 19 de enero de 2018

Quería entenderla...



Me senté en el rincón oculto de la sala,
observé caras intelectuales sumergidas en muchos libros.
Pero fue ella, quien me causó intriga.

La miré, no era tan bonita,
pero en su rostro, asomaba melancolía
Le adornaba una enigmática sonrisa,
La quise descubrir, por mi fascinación,
a las causas perdidas.

Su caminar era ligero,
como gotas de agua,
danzantes en un sartén encendido.
De vez en cuando, se aferraba al piso.
Plantando raíces,o como rutina..

Ella muy orgullosa iba, cantando,
entre síncopas de jazz,
sus letanías.

Vestía sencilla,
con aire franco
y colores cálidos.
Parecía fuerte,
pero por instantes,
y descuido,
mostraba su fragilidad.

Me miró, había luz de luna en su mirada.
Sentí su interior.
Quise abrazarle,
pero temí que se pudiera romper.

Le hablé, fue cordial, delicada y sensible.
Me respondió lo necesario y luego se alejó de mí.

La quise así, inocente, fuerte, enigmática y frágil.
La quise como pocos, o como nadie.
Quería entenderla, pero tal vez ella no quería ser entendida.
Quizás ella necesitaba alguien dispuesto a llenar sus horas de agonía.
O tal vez, en su soledad, vivía tranquila .

¡Cómo quise descubrirle!
Escuchar sus historias con la fascinación de un niño,
mirarle todos los días,
con esta  mirada de lunático perdido.

Abrazar aquel pecho contraído,
en las celestinas noches.
Y dormir en su regazo,
en mis días de desierto.

¡Cómo quise descubrirle!
Contarle todos mis sueños,
compartir con ella mis anhelos.
¡Vivir con ella una poesía!

Quería entenderla, pero tal vez ella no quería ser entendida.

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