Luego de haber estado en la Amazonía, que
lo pueden leer en mi publicación anterior, comenzamos nuestro rumbo al Cotopaxi. La noche nos
cayó encima, no había muchos carros y lo unico que alumbraba nuestro camino eran las estrellas. Nunca
había visto tantas estrellas en una noche, parecía que al mirar al cielo
estabas en contacto directo con el espacio. Se dice que cerca de la mitad del
mundo es el único lugar en el planeta que se pueden ver todas las
constelaciones de manera clara. En el misterio y silencio de la noche nos
sentíamos un poco desprotegidos por el hecho de estar viajando tan tarde en un
territorio no muy conocido para nosotros en Sudamérica. A mi enamorado le dió
sueño, así que paramos en una calle alumbrada para descansar. Yo no pude
dormir, tenía miedo de que alguien nos sorprendiera, o que algún carro nos
impacte, así que me quedé despierta vigilando mientras mi enamorado dormía. No
obstante, el sueño me ganó y me quedé dormida un rato. Mi enamorado estaba
teniendo una pesadilla de que nos robaban, razón por la cual se levantó y me dijo
que mejor nos fueramos, yo inmediatamente me pasé al asiento delantero para
ponerme mi cinturón de seguridad. Cuando el iba a encender el auto, dos hombres
se acercaban a nosotros. ¡Nos asustamos! ¡Y salimos volando!
Existen dos opciones: a) eran conductores
de trailers y como nosotros habían parado a descansar, o b) eran ladrones.
A las 2:00 am llegamos a una gasolinera cerca de Quito donde paramos a comer y descansar. A las 5:00 am empezamos
nuestro camino al Cotopaxi. Existen dos caminos para llegar al parque Cotopaxi, uno que
entras por Latacunga y otro por Machachi. El primero tiene calles pavimentadas,
y dura aproximadamente 5 a 15 minutos hasta llegar a la entrada del parque. El segundo camino es más rústico, lleno de hermosos paisajes, te
encuentras en contacto con los habitantes y animales de este pueblo, pero cuando viajas en
un carro pequeño es realmente malo.
Nosotros tomamos el camino por Machachi,
es decir nos demoramos aproximadamente 2 horas en llegar a la entrada del
Parque Nacional Cotopaxi. Si viajan con amigos, caminando o en una camioneta 4
x 4 el camino por Machachi es agradable; sino entonces viajen por el camino
seguro y pavimentado.
Cuando llegamos a la entrada del parque, todavía
teníamos que subir al parqueadero y eso no quedaba cerca. A mitad del camino, el
carro no dió más y tuvimos que dejarlo estacionado en un área despejada,
colocando rocas en las ruedas para que no se cayera por algún viento, etc.
Luego nos pusimos nuestros abrigos, mi enamorado se dio cuenta que había
perdido sus botas así que solo se puso sus sandalias para subir la montaña, y pedimos
a los carros que pasaban que nos llevaran. Cuando habíamos perdido las
esperanzas porque nadie nos recogía, una colombiana nos ayudó llevándonos al
parqueadero donde tendríamos que subir al primer refugio.
Al ver el camino, no pensé que sería muy
difícil, pero a medida que subía, la altura me jugaba en contra y más pálida me ponía. No era la
única, habían otros viajeros que la pasaban muy mal. Entre muchas paradas,
llegamos al fin al primer refugio. Para mí era suficiente, pero mi enamorado quería tocar la nieve, así
que subimos otra media hora para llegar al glaciar. Debo confesar que yo pensé
que no iba a poder subir por lo extremadamente cansada que estaba, pero pude y
más que eso(Ya leerán por qué).
Cuando pudimos tocar el glaciar, nos
encontrábamos 5000 Kilómetros aproximadamente sobre el nivel del mar, según un
guía. No faltaba mucho para la cima, sin embargo el guía nos comentó que se
requieren equipos especiales para subir, porque en la glaciar existen huecos
cubiertos de nieve donde uno puede caer, además para subir es preciso tener entrenamiento apropiado para escalar montañas.
Lo curioso de este viaje es que mi
enamorado subió en zapatillas, mientras los otros turistas iban
equipados con palos, botas y abrigos especiales. En el glaciar, se emocionó mi
enamorado tomándo fotos, andando sólo con camiseta, en short, y tocando la nieve con los
pies....Los extranjeros se asombraron de ver a mi enamorado sin equipos, botas,
abrigos 5000 Km sobre el nivel del mar y quisieron tomarse fotos con él, etc.
Estaba un poco nublado así que no se veía mucho.
Lo mejor de estar allí es encontrarte en la altura que viajan los aviones, cerca
de las nubes y sobre todo escuchar la montaña. Además te sientes muy bien
porque es un logro subir esa montaña junto a otros viajeros de distintas
naciones. Cuando ya tomamos todas las fotos que quisimos, apreciamos el
hermoso paisaje, decidimos bajar. Al llegar al primer refugio, pedimos un
chocolate y la montaña le pasó factura a mi enamorado. Se empezó a sentir mal,
y fue al baño a vomitar. Me asusté un poco, y estaba ligeramente molesta porque
pensé que su malestar era debido a su irresponsabilidad de quitarse la camisa, andar en short cerca de la cima de la montaña e incluso correr. Pero se complicó demasiado que
le pedí a los que se encontraban cerca, que me ayudaran. Sin embargo lo único
que me dijeron fue: "Tiene que bajar, y no quedarse dormido o sino se
muere", yo les dije: "Pero no puede caminar, se siente mal, no se
puede quedar aquí!" Ellos me respondieron debía bajar la montaña; luego
miré el camino y dije: "Pero hay neblina, es tarde y está cayendo granizo,
no creo que aguante el viaje de regreso, ¿qué hago?", ellos me dijeron:
"Agradezca que no está peor el clima". :$ EPIC FAIL
Dicho esto, le exigí a mi enamorado que
bebiera un té de coca (Muy recomendado) y empezamos a bajar. A decir verdad yo tenía miedo porque
había mucha neblina, granizo cayendo, mi enamorado se encontraba muy mal, pero bajar era el
santo remedio. Ya era tarde, no habían personas subiendo, pero milagrosamente nos
encontramos a mitad de camino a una familia detrás de nosotros bajando. Cuando vi sombras cerca
mío me sentí aliviada de que no nos encontráramos solos en la neblina. Les pedí que cuando
llegáramos al parqueadero nos hicieran el favor de llevar hasta nuestro carro.
Ellos al ver el estado de mi enamorado decidieron ayudarnos. Nos subimos a la
parte de atrás de la camioneta, hacía mucho frío, mi enamorado estaba vomitando
y yo cuidaba de que no se cayera.
Cuando vimos el carro, nos bajamos, agradecí
con todo mi corazón a estas personas que nos salvaron de un mal momento y nos
subimos al carro. Yo manejé esta vez, hablando con mi enamorado para que no se
durmiera porque tenía miedo que muriera en el camino. Por suerte, a medida que bajábamos,
mi enamorado se sentía mejor.
Cuando llegué a la entrada del parque, fui
a la administración para preguntarles qué era lo mejor que podía hacer para que
mi enamorado se recuperara totalmente, y qué hospitales quedaban cerca. Una
mujer lo vió y me preguntó lo que le había ocurrido, le conté todo lo que había
hecho en el glaciar de la montaña ( anduviera en camisa por largo tiempo, tocara
la nieve con los pies, se puso a correr, etc) ella solo exclamó :"¡Hombres!".
Al salir del parque Cotopaxi, fuimos a un
pueblo que no recuerdo el nombre y nos quedamos en un hotel para recuperarnos
de este largo viaje. Al día siguiente, mi enamorado se encontraba bien, como si
nada hubiese pasado y regresamos a nuestra hermosa ciudad, Guayaquil.
De este viaje les recomiendo que no se
vayan por el camino de Machachi al Parque Nacional Cotopaxi si están en un auto
pequeño. De hecho, es preferible que viajen en una camioneta 4 x 4 para
recorrer mejor. Y cuando estén en el Cotopaxi, respeten el poder de la señora
montaña, no hagan nada "loco", a menos que tengan entrenamiento para
escalar montañas. Mediante esta publicación si quiero expresar mi preocupación
con las pocas medidas de seguridad que se encuentran en el refugio, porque si
alguien tiene un infarto, muere; o si alguien tiene graves problemas por la
falta de oxígeno, no existen tanques de oxígeno allá, aunque no sé qué tan
recomendable es esto. Y que el calentamiento global se ha llevado gran parte de
la nieve del glaciar, puesto que dos años atrás un amigo mío había viajado al
Cotopaxi, y desde el parqueadero ya veía la nieve, a diferencia de nosotros que
tuvimos que subir media hora después del primer refugio para recién tocar la nieve. Ahora voy a realizar otro viaje, que se los contaré en la próxima publicación "Voy a extrañar Guayaquil".
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