Luego de haber subido la montaña dos veces a causa de la pérdida de mi cámara en la primera, regresé a Cusco en bus. Pasé por las ruinas de los restos arqueológicos de Moray. Cuando llegué al hotel, arreglé las cosas de mi cuarto y volví a salir. Caminé por la Plaza San Francisco, el mercado, las iglesias.
Delante mío caminaba un habitante del lugar, le pregunté cómo llegar a la plaza de las armas. El chico no sólo me dijo por dónde quedaba, sino que me hizo un tour por los alrededores. Conocí la catedral, la plaza de las armas, la piedra de los 12 ángulos, la historia de los templos que ahora son hoteles 5 estrellas y además, me compró un gorro de colores representantes de Cusco.
Las personas de Cusco son muy amables. Yo podía dejar mis maletas en el hotel, sin necesidad de pagar. Para la próxima vez que visite Cusco, planeo quedarme una semana. Esa misma noche, había un espectáculo al frente de la Catedral. Nativos del lugar bailaban folklor y tocaban música andina.
La brisa de la noche(o mas bien el frío), la noche estrellada, los colores psicodélicos de la Catedral, la estatua de oro y la voz de una soprano cantando música andina, me hicieron sentir el misterio de Cusco. Más allá de los lugares que visité y la gente que conocí; todos los que estábamos presentes sabíamos que había una energía fuerte allí.
Cusco tiene librerías abiertas, en la que puedes leer el periódico semanal, incluso revistas de moda. Además no tiene divisiones fuertes de estratos sociales. No observé discriminación entre ellos. Me imagino que deben estar hartos de tanto turista que hay en la ciudad. Es cierto que el turismo es uno de los motores económicos de Cusco, pero a veces los norteamericanos cansan la vista con sus ropas livianas, tomando foto a todo residente de Cusco como si fuesen fenómenos o especies en extinción.
Pude descubrir que los incas tenían grandes habilidades de moldear piedras, puesto que podían crear formas muy curiosas con ellas.
Al final de mi viaje, mientras esperaba mi bus para Lima, me senté a lado de un chico de gafas, cabello y ojos claros que al verme me saludó. Me puse a leer, pero fui interrumpida por él. Me preguntó qué estaba leyendo, y así empezamos a conversar hasta que el bus de él llegó. Este chico, era limeño, aunque parecía chileno o argentino. Me contó sobre la energía que hay en Cusco y no se rió cuando le conté mi historia de la montaña y como sentí que me dió un mensaje la montaña. El cree en que la montaña te habla.
El hace documentales y es amigo de emprendedores que aprovechan la energía misteriosa de Cusco para crear nuevos proyectos. Como él conocí muchas personas que hablaban de lo mismo ''la energía misteriosa de Cusco''.
Será algo que tendré que descubrir la próxima vez que viaje a Cusco. Lastimosamente sólo me quedé dos días y no pude visitar muchos lugares. Algo me decía que tenía que regresar a casa, y tenía una cita con una alemana en Lima.
PD. Para los que quieran visitar Cusco pueden visitar este sitio que tiene bastante información sobre Cusco.
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