Hace
tres semanas estuve en la Concordia - Santo Domingo, junto a otros músicos que
son amigos míos para la clausura de la sucursal de la academia que trabajo. El
viaje fue muy agradable, nos hospedamos de nuevo en esta casa mágica ubicada a
lado del río. En la noche del primer día nos llevaron a una piscina grande
donde sólo nosotros nos meteríamos en la oscuridad. Fue realmente extraño,
misterioso pero divertido.
Al día siguiente, antes del concierto, visitamos Puerto Quito y nos llamó la atención un lugar donde podríamos hacer canopy. Al principio yo no sabía qué era, pero quería sentir adrenalina de algún deporte extremo. Por suerte, las otras chicas también querían hacer canopy, y nos lanzamos a esta aventura en grupo. Cuando me tocó lanzarme, ya no quería por miedo. (Sentí lo mismo antes de lanzarme de un paracaídas), pero los deportes extremos como el escenario: "Tienes miedo, nervios antes de salir, pero al momento que te lanzas es la mejor sensación que puedas tener". ¡Oh Sorpresa! No dio tanto miedo como pensé, de hecho fue divertido.
Luego
de eso descansamos y nos preparamos para el concierto que estuvo muy agradable
y recibimos buena acogida. Pero lo que más me gustó fue ver a los niños felices
y nerviosos por tocar en su primer recital.
¡Recordé
a mis alumnos! Días anteriores a viajar había sido el recital final de mis
alumnos (niños de 2 a 12 años). Yo los preparé con números de teatro musical y
una pequeña obra de teatro. Trabajamos dos meses los números, les cogí mucho
afecto, y fue precioso trabajar con ellos. Ese día de su primer recital, me
vestí de la mejor manera, orgullosa y nerviosa de presentarlos. Cuando les tocó
el momento de cantar un número de la Novicia Rebelde, estuvieron muy
concentrados, responsables, alegres, hicieron muy bien su representación, el público lo notó y aplaudieron muy fuerte. En ese momento, sentí algo
que nunca había sentido. No sabría explicarlo, pero una lágrima de felicidad acarició mi rostro y muchas ganas de abrazarlos. Supongo,
que así se siente una madre cuando un hijo los hace sentir orgullosos. Ha sido
una de las mejores experiencias que he tenido en toda mi vida.
Regresando
a mi viaje a la Concordia, lo pasé muy bien y me asentó haber hecho canopy
porque ya necesitaba algo de adrenalina a mi vida.
Luego
del viaje continué con mis ensayos para el musical de Danzas Jazz, Flauta
Mágica, revisar el libreto de otra obra, dar clases a mis nuevos alumnos y
estudiar. Ha sido muy cansado pero como hago lo que me gusta, pude mantener este ritmo.
Hace
dos semanas, formé parte de un Flashmob que organizaba una empresa importante
de Guayaquil que auspicia el movimiento de zarzuelas del que he formado parte
por varios años. La experiencia fue divertida porque tenía que vestirme de
mesera y luego cantar junto al coro mientras todos estaban asombrados de formar
parte de un Flashmob.
Hace
tres días viajamos a Quito para estrenar “La cenicienta” junto al equipo de
Danzas Jazz. La experiencia ha sido muy divertida porque combiné dos cosas que
amo: “Música y Viajar”. Lo mejor de todo fue haber viajado con gente
maravillosa, divertida y locos como yo. El primer día nos quedamos en el hotel
conversando, bromeando y conociéndonos mucho más. El segundo día era el día del
estreno. Fue muy agotador porque teníamos ensayo general y luego la
presentación. Sin embargo, pese a ciertos inconvenientes que sucedieron, sentí
que todos tratamos de dar lo mejor que pudimos.
El
tercer día, salí con un amigo que actualmente vive en Quito. Nos subimos al
teleférico, luego caminamos por la montaña y algo interesante sucedió. Debido a
la altura no caminamos mucho porque no me quería cansar, entonces nos quedamos
sentados a lado de un riachuelo, observando las nubes y la ciudad de Quito. Yo
adoro estar en las montañas y cada vez que estoy en una intento escucharla.
Quería quedarme horas allí, pero por cuestión de tiempo no lo pudimos. Sin
embargo, antes de irnos pude sentir algo, amor. Me enamoré de la vida, de la
naturaleza, del hermoso planeta donde vivimos. Es una conexión extraña que deberíamos mantener con nuestro planeta.
Lastimosamente
al bajar del teleférico, subirme al carro y regresar al hotel, me sentí muy
mareada por el cambio de altura. En la noche tuvimos la segunda función, de la
cual estaba nerviosa, sobre todo porque no había almorzado, me dolía la cabeza
y no tenía mucha energía. No obstante, la función salió muy bien. Yo creo que
la energía que te brinda el público te puede levantar y hacer olvidar tus
dolencias humanas. El teatro es mágico, y cuando estás dentro de él, dejas
atrás tus líos, mundo, por algo mágico que se encuentra en otra dimensión.
Luego
de esa función fuimos a un concierto de jazz que estuvo muy denso e
interesante. Asistí junto a los músicos de la banda del musical, los cuales
algunos son mis profesores, y algunos son o fueron los profesores de mis
profesores actuales, lo cual lo hizo muy especial.
El
cuarto día tuvimos la última función, lamentablemente una amiga de algunos
miembros del elenco murió en un accidente. El ambiente estaba triste, pero el
musical debía continuar. A mitad del musical una parte del escenario se cayó. Por suerte el público no lo notó, pero todos nos asustamos porque si alguien
estaba cerca podía haber quedado seriamente herida. Los que estaban en escena mientras sucedía esto siguieron cantando y bailando, pero luego los bailarines contaron que estaban muy nerviosos y salieron temblando. Después nos reimos porque en un video se puede ver cómo los bailarines que hacían de caballo se alejaban de una parte del escenario y se veía chistoso. Todos estos factores a mí
me tenían desconcentrada, sin embargo, como mencioné anteriormente, el público
te llena de energía y en el momento que uno sale a escena, la magia empieza. Y este tipo de situaciones son anécdotas que se quedan. Si todo fuera perfecto, no existiría magia.
El viaje ha sido una experiencia grata, divertida, llena de situaciones de risa, susto, calma, adrenalina, contrariedades. El viaje ha sido lleno de vida. Y si hay que vivir, que sea sintiendo, queriendo, buscando, conociendo, aprendiendo. El único sentido de la vida es amar y crear.